jueves, 12 de junio de 2025

RECUERDO DE MICHAL PELEG, LA ESCRITORA PACIFISTA ISRAELÍ


Que se apaguen voces y resistencias como las de esta escritora pacifista israelí, de cuyo fallecimiento nos da noticia nuestro estimado profesor Javier de la Puerta, es especialmente doloroso cuando tanta atrocidad se ha desatado contra la población palestina. Por eso nos hacemos eco de esta información, haciendo constar nuestro sentimiento a los familiares y amigos de la fallecida. Personas como ella honran a la humanidad.

"Los pacifistas israelíes estamos de luto. Michal Peleg, la mujer que sostiene el cartel "Stop de occupation!", ha fallecido accidentalmente en una playa de Creta*. Michal era una escritora y activista conocida, luchadora incansable durante decenios contra la ocupación israelí. La foto no es reciente. Hice esta foto el viernes 21 de enero del 2022, en el barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén este. Una lucha de años en contra de la destrucción de casas palestinas y el asentamiento de colonos israelíes en este barrio. El inicio del actual conflicto en Gaza paralizó las manifestaciones semanales, los viernes a las 15:00 ó 16:00, ante el miedo de la población palestina de Sheikh Jarrah. En este vecindario se encuentra el Consulado de España. Como anécdota, Michal se defendía en español. Y aunque yo prefería hablar con ella en hebreo o inglés, ella siempre insistía en practicar conmigo su español. Y lo conseguía. Fue detenida 4-5 veces, la policía le rompió una vez el brazo... Y hasta con el brazo escayolado venía a las manifestaciones"

*"Con gran pesar debemos anunciar que Michal, autora, creadora, excursionista y mujer generosa, fue encontrada muerta en medio del mar, a pocos kilómetros de la playa donde fue a pasear”, dijo su familia. El cuerpo de Michal Peleg, escritora israelí de 65 años, fue descubierto frente a la costa norte de Creta , poniendo fin a una búsqueda de cinco días que cautivó a su familia y amigos. Se cree que Peleg, quien había sido reportada como desaparecida desde el miércoles 4 de junio, murió al caer durante una caminata en solitario cerca de su hogar temporal en la aldea de Kavusi, al este de Creta. Había estado alquilando un apartamento en la isla durante varios meses para trabajar en un nuevo libro y tenía previsto regresar a Israel el día del hallazgo de su cuerpo. "Todos esperábamos con ansias su regreso esta semana, y entonces recibimos la devastadora noticia", dijo Yoav, un familiar cercano.

La desaparición de Peleg fue reportada a las autoridades griegas el jueves después de que no respondiera a sus amigos ni contactos locales en Israel, lo que desencadenó una extensa operación de búsqueda. Un equipo especializado de la unidad de rescate israelí Harel 669, compuesto por tres profesionales, se unió a la policía griega , la guardia costera, los bomberos y los voluntarios locales en la búsqueda. La búsqueda se centró en las zonas costeras y montañosas alrededor de Kavusi, donde Peleg era conocida por disfrutar del senderismo y la natación. Su familia observó que su vivienda alquilada permanecía ordenada, con su pasaporte, billetera y computadora portátil intactos, junto con galletas recién horneadas y un rompecabezas sin terminar, lo que indicaba que planeaba regresar pronto. 

Nacida en Haifa en 1959, Peleg fue una célebre artista, periodista y autora que vivió en Etiopía durante su infancia debido al puesto diplomático de sus padres. Excorresponsal de periódicos israelíes en Italia, también impartió clases en la Academia de Artes Bezalel y publicó ensayos en Haaretz. Su familia sospecha que se cayó de un acantilado durante una excursión, un trágico accidente en una zona conocida por su terreno accidentado. La policía griega está realizando una autopsia para confirmar la causa de la muerte , mientras que los seres queridos de Peleg lloran la pérdida de un alma vibrante y aventurera cuyo legado perdura a través de sus contribuciones literarias. JFEED

DdA, XXI/6.010

MEMORIAS MILITANTES DE VÍCTOR CLAUDÍN CONTRA EL OLVIDO


A este Lazarillo le parece un libro imprescindible, sobre todo para memorias septuagenarias, este del escritor, periodista y más Víctor Claudín, del que llevo leída con gusto la mitad. Lo será aún más para quienes compartieron con el autor similares derroteros durante la dictadura y muy parecidos criterios acerca de la santificada transición. Somos de aquellos que en su día pensamos que la alternativa para una España democrática era una República Federal. Pudo más la reforma que la ruptura y durante cincuenta años no hemos dejado de notarlo hasta los días de hoy. Pruebe quien quiera recordar lo vivido o alumbrar la historia de de este país con estas memorias abundantes. Tal como dice Valentín Martín, se trata de una prosa barojiana y emocional, dando voz a una trayectoria biográfica que se lee como una novela torrencial y sin cautela, donde un hombre atraviesa años y sagas hasta encontrarse el autor consigo mismo y desnudarse. Se titula "Contra el olvido" y Víctor Clarín lo logra, al menos hasta donde llevo leído.


Claudín según Claudín

Valentín Martín

Hablo de Víctor, el Bolita del Paseo de los Melancólicos que tuvo mala pata y un miembro normalito. Del que se ha pasado la vida intentando ser buena persona sin darse cuenta de que lo es desde su nacimiento, aunque llegase al mundo de nalgas y con la rebelión incorporada. Esa insurrección que fraguó enseguida un muchacho comunista enamorado del anarquismo transitando compromisos, clandestinidades, cárcel, y lucha, todo ello conviviendo con el teatro, la música, la cultura que aún hoy sigue hablando en sus libros tan apasionantes.

Hablo de Víctor pero sin perder de vista a Claudín, un apellido que inevitablemente remite a lo que Rodolfo Serrano llama en una de las citas que convocan a este libro "el tiempo en que fuimos inmortales."

En esa inmortalidad está Fernando, el comunista español que discutió con Santiago Carrillo y perdió, aunque tuviera razón en su visión política de este país después de perder una guerra y ganar un futuro.

Hablo de Victoriano, el padre topógrafo a quien Víctor quizás descubrió tarde. 8 años de cárcel duelen también más si tardan en saberse. Un padre que recibe aquí la voz del hijo como si este quisiera ajustar aún más las cuentas sentimentales que les siguen uniendo desde el uno y otro lado de la vida.

Hablo del miedo natural de la madre que nació para ser princesa y se enamoró de un vencido, por eso quizás carraspeó hasta el día de su muerte, tan llena de olvidos. La madre que cuando de madrugada oía subir el ascensor con el temor a que parase en su piso y oír lo que María del Mar Bonet cantaba: "esta gente ¿qué querrá"? El apellido Claudín nos remite a quien no sólo conoció nuestra historia reciente, sino a quien estuvo dentro de esta historia.

Hablo del abuelo y sus meneos a la liturgia de la palabra: checoooos, cheeecooos, cheecooslovacos...

Entre estos y otros paisajes humanos nació Víctor Claudín, el hombre que creció muy deprisa, hasta casarse y salir de España a la misma edad que yo salí del seminario: 18 años. No es mucha la diferencia, aunque nos separe algún tiempo: lo nuestro, lo de los dos, fue una huida hacia adelante, como luego hizo el Borbón al traicionar a Franco.

Víctor Claudín ha escrito un libro de memorias. La suya, la de muchos de nosotros, y la de este país que ahora mismo sigue desmemorizado, y quizás con la tentación de desandar lo andado.

Víctor Claudín ha escrito un libro y lo ha hecho sin pudor y con coraje al bautizarse emigrante interior, exiliado, mujeriego, cocainómano, alcohólico, feminista, militante, dinamizador cultural, productor, periodista, amante, ecologista, y siempre escritor. Un escritor que en este libro de memorias abundantes se muestra con una prosa barojiana y emocional. La consecuencia es que el libro se lee como una novela torrencial y sin cautela, donde un hombre atraviesa años y sagas hasta encontrarse consigo mismo y desnudarse.

Pero mucho antes el lector ya se ha dado cuenta de que "Contra el olvido " no es un libro de peripecias personales, sino también una invitación a las interrogantes. ¿Cuándo empieza la vida? Quizás, merodeando las confidencias de Víctor, cuando tira de su propia manta y todo empieza a tener sentido en aquellos veranos de pueblo donde siente que no pertenece a nada ni a nadie: la libertad. Quizás en aquel primer amor, o en los capítulos de una novela donde está ya el escritor. O cuando un oficial de Cartagena le enseñó a nadar en el mar.

Víctor Claudín ahora mismo no sabe si ha sido feliz (¿y quién lo sabe, quién?), pero está seguro de que no puede quejarse. Y de que su última vida con Chus no la cambia por nada.

Su vida, la de Víctor Claudín, está hasta las cejas de honestidad. Cuando militar era jugarse la vida, militó. Cuando su lucidez le empujó a dejar una militancia por su desacuerdo con el partido, abandonó esa militancia, pero jamás dejó el compromiso.

Al cerrar el libro, uno piensa muchas cosas. Pero sobre todo una que define al hombre y al escritor: este es Víctor Claudín que jamás tuvo la vida desierta. Y que en la tarde de esta vida se hace a sí mismo una pregunta en la que participamos todos: ¿Nos leen nuestros hijos? Entendiendo por hijos, a la manera de Arthur Miller, todos los de las nuevas generaciones, en el caso de Víctor Claudín y este libro, si la respuesta es No, ellos se pierden una pasión.

Y acudiendo de nuevo a aquella María del Mar y a nuestra querida Elisa Serna, si no leen a Víctor Claudín en "Contra el olvido". ¿Esta gente qué querrá?

DdA, XXI/6.010

DE LA LEY A LA LEY, POR SI NO SE ACUERDAN

 


Lazarillo

Vivimos estas semanas unas circunstancias, en relación con el juez Hurtado y el Fiscal General del Estado, sumamente pertinentes para recordar lo que en 1977 fue la letra más menuda de aquel tiempo, sin que mereciera la atención requerida, en el que se fue tejiendo el azaroso tránsito de la dictadura al régimen de 1978 bajo la Jefatura del Estado del rey que el dictador dispuso. Mucho se ensalzaba entonces el arreglo gestado y dirigido por Torcuato Fernández Miranda, ministro secretario general del Movimiento durante la dictadura, en base a su famoso y muy orondo lema De la ley a la ley, que muchos años después sirvió de título a una película dirigida por Silvia Quer sobre los comienzos de la transición española, periodo santificado con mayúscula en los libros de la historia oficial. Esa T también es muy ilustrativa. Se trata de un telefilme producido por RTVE y estrenado el 6 de diciembre de 2017. Obviamente, nada se dice en el mismo del recordatorio histórico que da razón a estas líneas. Bastante teníamos entonces con las inclinaciones golpistas de ciertos generales, frecuentemente aireadas en los medios y que encontraron su jornada el 23 de febrero de 1981 -episodio del que aún carecemos de información sobre el verdadero papel del rey-, como para reparar en ese fluido tránsito de magistrados desde el Tribunal de Orden Público franquista, caracterizado por su siembra de reclusos demócratas, a la Audiencia Nacional y al Tribunal Supremo. De la ley a la ley también fue eso y conviene recordarlo cuando pasa lo que pasa. Sólo hace falta hacer memoria histórica, asignatura pendiente no sólo entre las jóvenes generaciones. Habiendo vivido aquel periodo, ni siquiera este Lazarillo recordaba lo que aquí se cuenta y de seguro mereció su atención entonces como reportero mozo.

DdA, XXI/6.011

miércoles, 11 de junio de 2025

ABASCAL A LA FRANCESA: ADMIRÓSE UN PORTUGUÉS...

 


Este señor y su partido consiguieron algo más de tres millones de votos en las últimas elecciones generales, por lo que no debe ser motivo de burla o befa, aunque representando a su partido haga el ridículo, como es el caso. Una parte de nuestra mocedad elige para que la representen a Vox, después de haber carecido de la educación democrática propia de un país que la defienda ante todo y contra todo lo que pueda ponerla en jaque.

Admiróse un portugués
"Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supieran hablar francés
¡Arte diabólico es!
dijo torciendo el mostacho
¡Que para hablar el gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo y lo habla mal
y aquí lo habla un muchacho".
Un tal Santiago Abascal,
que dice ser español,
más incluso que un guiñol,
que habla y pronuncia muy mal,
con un discurso banal,
intentó hablar en francés,
para qué te quiero Andrés,
allá por la dulce Francia.
No hay pronunciación más rancia,
ni que fuera un portugués.
A los fascistas de Francia,
mientras Le Pen se reía,
porque nadie lo entendía,
arengó a la militancia,
con torpeza y arrogancia,
propia de un tipo vulgar.
No sabe ni pronunciar
el francés más comprensible.
Un pensamiento ilegible,
necio, para renegar.

DdA, XXI/6.010

¿HASTA DÓNDE ESTÁ DISPUESTA A LLEGAR LA "JUSTICIA PATRIÓTICA"?

Mientras la Justicia Patriótica decide hasta dónde está dispuesta a llegar, las tertulias se preguntan hoy si no debería dimitir el fiscal procesado. Es un escándalo que ese hombre siga en el cargo, dicen unos; un grave daño a la institución que representa, declaran otros –incluyendo El País– haciendo como que vivimos en 1990. Exigir dimisiones a imputados quizá tuviera sentido en aquellos tiempos en los que confiábamos en que la justicia, mal que bien, hacía funciones de árbitro. Hoy, con la justicia subiendo a rematar los córners y los aficionados de la derecha ondeando banderas del Poder Judicial, las cosas han cambiado. Mientras numerosos jueces compitan por optar al premio consistente en una cena romántica con Aznar, y el Tribunal Supremo lo permita y promocione, es más que discutible exigir dimisiones por imputaciones o procesamientos sin base demostrada cuyo objetivo no es otro que cortar cabezas políticas. 


Gerardo Tecé

En su empeño continuado por lograr la excelencia en lo suyo, la Justicia Patriótica ha logrado esta semana alcanzar un nuevo hito: procesar a un alto cargo del Estado sin un solo indicio en su contra e ignorando las pruebas que demostraban su inocencia. Los éxitos no llegan porque sí. Son décadas de trabajo, de perfeccionamiento de un sistema en el que primero fueron vascos y catalanes. Cobayas con las que no hubo problemas a la hora de experimentar si era posible instruir, juzgar y finalmente emitir condenas fantasiosas sin que el sistema se tambalease. El resultado fue más que positivo, así que en la siguiente fase de desarrollo le tocó a Podemos. Las conclusiones, de nuevo, fueron excelentes: se podía machacar a un partido estatal con vocación de Gobierno mediante escandalosas investigaciones judiciales que, con el objetivo político alcanzado, finalmente quedaban en nada. Hoy le toca el turno al mismo PSOE que se quedó observando todo aquello como si le fuera ajeno.

Campeones, campeones, oé, oé, oé, gritan hoy en el Tribunal Supremo que deberá ratificar el auto del juez instructor Ángel Hurtado, al que ustedes recordarán por éxitos anteriores como el de que la trama Gürtel actuaba a espaldas del Partido Popular. Pobres. No se ordenó indemnizar al partido como víctima de la trama porque hasta el humor judicial tenía sus límites por aquel entonces. Hoy, entregados al más absoluto de los descaros, lo hubieran hecho sin sonrojarse. Se avanza hacia la apertura de juicio oral contra el fiscal general del Estado y la fiscal jefa de Madrid, siguiendo la hoja de ruta prevista desde que comenzó esta investigación patrocinada por la Comunidad de Madrid. Ni la ausencia de pruebas, ni los periodistas que demostraron ante el tribunal que, antes de la fecha en la que se imputa la revelación de secretos al FGE, tenían ya en su poder el mail en el que don Alberto Quirón reconocía los delitos cometidos, han servido para evitar que la gran marcha judicial siga avanzando camino a la Moncloa.

La gran pregunta, ahora que sentar en el banquillo sin pruebas a un alto cargo del Estado ha dejado de ser una línea roja, es cuál será el siguiente paso. Son numerosas las causas abiertas por la Justicia Patriótica contra sus enemigos y todas ellas se encuentran con el mismo problema al final del camino: ¿cómo cerrar el delirio? ¿Cuál es la estación final en este recorrido? ¿Deben alargarse las fases de instrucción hasta que ganen las elecciones quienes deben ganarlas, y entonces decir que se trataba todo de una broma? ¿O toca dar el siguiente paso y animarse a llevar a juicio sin pruebas a los colocados en la diana? El valiente trabajo del juez Hurtado ignorando la realidad en el caso que investiga al FGE nos hace pensar que la balanza se comienza a inclinar por la opción de seguir avanzando sin miedo a la prevaricación. Hay estudios internacionales que avalan esta tesis. En Brasil, Lula fue sacado del poder y encarcelado gracias a una pantomima judicial. Es decir, que poder, se puede.

Mientras la Justicia Patriótica decide hasta dónde está dispuesta a llegar, las tertulias se preguntan hoy si no debería dimitir el fiscal procesado. Es un escándalo que ese hombre siga en el cargo, dicen unos; un grave daño a la institución que representa, declaran otros –incluyendo El País– haciendo como que vivimos en 1990. Exigir dimisiones a imputados quizá tuviera sentido en aquellos tiempos en los que confiábamos en que la justicia, mal que bien, hacía funciones de árbitro. Hoy, con la justicia subiendo a rematar los córners y los aficionados de la derecha ondeando banderas del Poder Judicial, las cosas han cambiado. Mientras numerosos jueces compitan por optar al premio consistente en una cena romántica con Aznar, y el Tribunal Supremo lo permita y promocione, es más que discutible exigir dimisiones por imputaciones o procesamientos sin base demostrada cuyo objetivo no es otro que cortar cabezas políticas. Acusen sin indicios, alarguen investigaciones hasta el ridículo y más allá, procesen con recortes de OkDiario y sin argumentos y, si finalmente se animan, condenen sin pruebas. Pero no nos tomen por idiotas.

CTXT

LA RESPUESTA DE MÓNICA GARCÍA AL DESPLANTE DE AYUSO: NO HABRÁ IMPUNIDAD



Si los derroteros de la política fueran en este país más concordes con una cultura y tradición democrática consolidadas, a la presidenta de la Comunidad de Madrid le aguardaría un porvenir político muy adverso, visto lo visto y lo que queda por ver, porque estamos convencidos de que, como se satirizó recientemente en El Intermedio, está señora está poseída por un individuo muy poco recomendable como asesor. Si se diera el caso de que, en lugar de descender hasta el lugar que merece su desfachatado comportamiento público, Ayuso aspirase y lograse liderar a su partido, estaríamos ante el fracaso absoluto del régimen que lo hizo posible. Actitudes como la del juez Hurtado favorecen la posible y nefasta escalada de Ayuso.

Mónica García

Hacer política desde la propaganda, el histrionismo y el victimismo no solo resulta agotador, sino que anticipa escenas tan inverosímiles como reveladoras en términos casi freudianos. Me explico: el pasado viernes, la señora Ayuso me retiró el saludo alegando —según ella y su entorno más vasallo— que yo la había llamado "asesina". Ni que decir tiene que nunca he hecho tal cosa, ni lo haría. No solo por respeto, sino también por no caer en el mismo nivel del partido que, desde los atentados del 11M, ha insinuado ese mismo calificativo —en su versión de "cómplice"— cada vez que ha gobernado la izquierda. Pero lo cierto es que, en el PP, la verdad hace tiempo que dejó de operar, ni siquiera en el plano subconsciente.

Mentiras mediante, la realidad es que ese salto cualitativo entre denunciar las decisiones políticas que derivaron en el abandono de 7291 mayores por parte del gobierno de la Señora Ayuso en plena pandemia e inferir que eso es un "asesinato", solo puede explicarse desde la culpa freudiana. En ningún caso el berrinche de la presidenta —traducido en mala educación al increparme durante un saludo institucional— es un acto inocente. En ningún momento, a lo largo de estos cinco años, una de las principales responsables intelectuales de esos protocolos de la vergüenza —como recientemente los ha calificado el Sr. Burgueño— ha afirmado que los desconociera, que los hubiera evitado o que, de haber tenido conocimiento, habría ordenado detenerlos. No, su defensa ha sido, como siempre, el ataque, la mentira y el victimismo. Para ella, las víctimas no son los mayores que fallecieron sin el auxilio mínimo que merecían, ni sus familias, a quienes ha tratado con insultos y desprecio. Para ella, la única víctima es ella misma. Porque una cosa es jactarse de decir que 'le gusta la fruta' para insultar abiertamente al presidente del Gobierno, y otra muy distinta es que alguien se atreva a no rendirle pleitesía ni tragarse sus mentiras.

Pero, ¿por qué ahora y no hace cinco años cuando le pedía desde la Asamblea de Madrid las mismas explicaciones y responsabilidades políticas por los protocolos de la vergüenza? ¿Por qué ahora no soy merecedora de su saludo y sí lo he sido en las innumerables ocasiones que, institucionalidad mediante, nos hemos encontrado desde aquel fatídico marzo del 2020 cuando se urdieron y firmaron los famosos protocolos? Porque algo ha cambiado en las últimas semanas. Algo que no le pasó desapercibido a la jueza que instruye uno de los casos abiertos en uno de los juzgados. Por primera vez, tras la declaración del que fuera nombrado mando único para la medicalización de las residencias de mayores en Madrid —el conocido ideólogo de la privatización, el Sr. Burgueño—, el foco no se sitúa ya en la firma de los altos cargos, sino en una reunión celebrada en la Puerta del Sol días antes. En ella, la presidenta Ayuso, su jefe de gabinete Miguel Ángel Rodríguez, el Sr. Lasquetty, el Sr. Ruiz Escudero y el propio Burgueño decidieron que las residencias de mayores quedarían fuera del circuito sanitario para ponerse al servicio del negocio de la llamada 'medicalización'.

Intentar privatizar la medicalización de las residencias en plena pandemia impidió que los mayores fueran derivados a IFEMA o a los hospitales de campaña que en ese momento estaban empezando a montar diferentes ONGs como Médicos Sin Fronteras o Médicos del Mundo o que fueran medicalizados por esas mismas ONGs.

Y esa es, en el fondo, la herida que se intenta tapar con insultos, numeritos y victimismo prefabricado: la de una decisión política que abandonó a los mayores y a sus familias. La de un modelo que antepuso los intereses económicos al auxilio y a la asistencia médica, y que trató a nuestros mayores como si fueran piezas de un monopoly desechables.

La verdad siempre acaba abriéndose paso. Y si hoy empieza a ser nombrada incluso por quienes formaron parte de aquel entramado, es gracias a quienes, durante estos cinco años, no han dejado de exigir memoria, verdad, justicia y reparación. Y por mucho que a la señora Ayuso le moleste, le seguiremos recordando que no habrá impunidad.

PÚBLICO DdA, XXI/6.010

A GUARDIOLA LE DUELE TODO EL CUERPO, OTROS MUCHOS CALLAN

Nos duele todo el cuerpo, dice Guardiola

Félix Población

¿Se imagina el curioso lector un mundo en el que personas muy significadas del deporte, la universidad, la ciencia, el arte, la comunicación y la cultura, todas esas que callan y cuyos nombres bien sabemos porque en su mayoría no dejan de aparecer en los medios, hicieran lo que el reconocido y gran entrenador de fútbol Pep Guardiola ha hecho en la ciudad donde reside y a cuyo equipo entrena, al recibir el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Mánchester? Lo que estamos viendo en la Franja de Gaza es tan doloroso que me duele todo el cuerpo, ha dicho Guardiola, que no tiene por qué ser tan lúcido expresando sus sentimientos porque al fin y al cabo la profesión que ejerce está vinculada con un deporte de masas antes que con el dominio de la palabra y su poder de transmitir sensaciones. Con todo, la frase es de una fuerza que sorprende, porque, en efecto, lo de Gaza es para que nos duela todo el cuerpo, al no tratarse de una cuestión ideológica discutible entre quienes tienen razón y quienes están equivocados. Duele todo el cuerpo porque se trata, dice Pep, de amor a la vida, del cuidado del prójimo. Podemos pensar, añade el exfutbolista, que lo niños que mueren víctimas de una bomba en un hospital no son asunto nuestro, pero los próximos niños sí serán nuestros. Por lejanas que nos parezcan estas imágenes de donde actualmente vivimos, desde que comenzó la pesadilla de los bebés palestinos asesinados en Gaza, es para sentir que nos duele todo el cuerpo, de miedo y de indignación, no sólo por lo que allí ocurre sino por lo que de aquí en adelante pueda venir y nos puede llegar a tocar algún día. Cada vez que una persona del arte, la ciencia, el deporte o la cultura ha sido o es protagonista en los medios desde el pasado 7 de octubre de 2023, pienso que no debería guardar silencio ante aquel genocidio porque en su mente y en su conciencia y sensibilidad humanitaria tendría que ocupar un lugar. Me parece que callarse es un acto de cobardía injustificable -escudado posiblemente en la excusa hipócrita de no hacer política-, porque todas las voces que la actualidad viene poniendo en el candelero de la información, por cualquier razón relacionada con su actividad, no deberían eludir su condena de aquella barbarie y su solidaridad con quienes la sufren desde hace veinte meses. No, no me imagino ese mundo en el que los protagonistas mediáticos de la actualidad de esos y otros estamentos hagan lo que Pep Guardiola, porque actitudes como la del entrenador del Mánchester son cada vez más aisladas, síntoma probable del grado de deshumanización que ulcera nuestra sociedad del bienestar. Es de agradecer por ello a quien tiene tan brillante currículum profesional que haya roto el silencio de tantos, sobre todo cuando bien sabemos la persecución a que son sometidas las banderas y la solidaridad con Palestina en algunos países de nuestra órbita occidental en los que se respalda con armas al gobierno genocida. Pocas veces se presenta en la historia de un ser humano una circunstancia histórica tan requerida de encontrar en la humanidad y en nuestra humanidad una protesta masiva y firme contra acciones tan desalmadas de barbarie.

DdA, XXI/6.010

GRITOS CON CITA Y GLOSA (XXX): DE INDUSTRIAS CULTURALES Y SUS MEDIACIONES (EN BRAGAS)

 


José Ignacio Fernández del Castro

«Al fin y al cabo, la literatura no es más que un tipo que está en su casa y se pone a escribir en pijama. Este individuo obstinado escribe y escribe, sin parar, hasta que consigue terminar un libro. Después otro objeto lo imprime, otro lo distribuye y, al final del recorrido, siempre aparece otro, también en su casa, que se pone a leer sin zapatos, con los pies encima de la mesa. Esto es el fenómeno literario. Pare usted de contar. Tipos cansados, con ojeras, que escriben en pijama. Mujeres adormiladas en un vagón de tren. Hombres que se descalzan para leer más cómodos. Niños absortos en un rincón del patio durante el recreo.» Rafael REIG CARRIEDO
Manual de literatura para caníbales (2006).

Acabáramos... O sea que era eso... Lo bello y lo sublime, que tanto preocupara y ocupara a la filosofía romántica, no es más que la conexión que media entre dos tipos (de cualquier sexo) en pijama (o en las variantes indumentarias de la comodidad subjetiva que el sexo, la condición, el momento, la sociedad y las circunstancias de quienes abren y cierran el circuito creativo requieran).

Bien lo dice Rafael Reig y, en su infinita capacidad para desmantelar lugares comunes y tornar en cotidianos y hasta pedestres los mitos, nos ha hecho evidente la esencia psicosocial del fenómeno literario.

Ahora podemos empezar a preguntarnos cómo y dónde escribiría sus Cien años de soledad (1967) Gabriel García Márquez o sus Memorias de una superviviente (1974) Doris Lessing (o cómo y dónde escribiría el propio Rafael Reig su Manual de literatura para caníbales). No tenemos que preguntarnos, por ejemplo, dónde escribió el Discurso del método René Descartes, porque bien se ha ocupado el de decirnos que bien calentito, en la cama. Pero podemos intentar recordar dónde y cómo surcamos sus páginas por primera vez… Seguro que en una situación de comodidad hogareña incompatible con cualquier rigidez indumentaria.

¿Cómo y dónde escribirán quienes se dan a los bestsellers, como J. K. Rowling o Dan Brown, Ken Follet o Danielle Steel?... ¿Dónde y cómo los devorarán quienes, evasivamente, los leen?.

Pero, claro, en esa conexión aparecen otros muchos elementos imprescindibles para la llamada “cadena de valor”: empresas editoriales grandes y pequeñas que deciden lo que vale o no en función de sus intereses y expectativas de mercado, imprentas que convierten en objeto público (libro) lo que fueron cuartillas o cuadernos personales, librerías que buscan clientela adecuada para sus productos (y viceversa) o grandes (y pequeñas) superficies que llenan de libros un espacio como si se tratase de una terminal de carga (o los ofrecen de señuelo por las compras de lotes de lencería popular)...

Y, pese a la complejidad del asunto y las infinitas posibilidades de que la conexión se interrumpa en algún punto, con relativa frecuencia seguimos participando en ese embrujo gozoso que, al fin y al cabo, une dos seres humanos cualquiera en pijama. No deja de ser maravilloso, en medio de la apariencia y la impostura que caracterizan la sociedad del espectáculo en los tiempos del ascenso de la insignificancia, que ellos aún sea posible... ¿O no?

DdA, XXI/6.010

LAWFARE DEL JUEZ HURTADO CONTRA EL FISCAL GENERAL, SEGÚN GARZÓN


Durante la emisión ayer del programa Mañaneros 360 del periodista Javier Ruiz, que se emite en La Uno de TVE, el ex magistrado Baltasar Garzón ha denunciado junto al presentador Javier Ruiz el caso de lawfare montado por el juez Hurtado contra el Fiscal General del Estado, tras haberse conocido el auto de imputación sin que se aporte ninguna prueba de haber cometido algún delito en la supuesta filtración de los datos del novio de la pareja de Isabel Díaz Ayuso.

TAMBIÉN JOAQUIM BOSCH Y JOSÉ ANTONIO MARTÍN PALLÍN


LOS MÉRITOS DE HURTADO



DdA, XXI/6.010

martes, 10 de junio de 2025

CRÓNICA DESDE LOS ÁNGELES: EL FASCISMO DEBE IRSE

Ingresar al centro de Los Ángeles es cada vez una odisea; por cuarto día consecutivo, las protestas resuenan en la ciudad desde que el viernes 6 de junio la administración de Donald Trump lanzó una serie de operativos para detener y deportar a migrantes indocumentados en tiendas Home Depot y en el distrito de la moda, entre otros lugares. En la medida que las agencias federales se desplazan por espacios de gran concentración latina, encabezadas por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), la comunidad sale a protestar con los colores de sus banderas en los alrededores de edificios federales en Los Ángeles, los que cada vez se encuentran más custodiados por agencias de la ley locales y estatales.

Este lunes, una marcha salió de la Plaza Olvera a las 2:45 pm hacia el centro de detención sobre la calle Aliso, ubicada en la esquina con la calle Alameda.

Al llegar a la calle Los Ángeles, el paso estaba bloqueado por un contingente de agentes de la Patrulla de Caminos con su característico uniforme azul. Antes de llegar a esta zona, en la calle Temple estaban varias patrullas de la Policía de Santa Mónica. En las calles aledañas y en la autopista 101 se encontraban agentes del Departamento de Policía de Los Ángeles y miembros del Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles.

Igual, enfrente del edificio federal que se encuentra sobre el 300 N. Los Angeles St, estaba un nutrido grupo de integrantes de la Guardia Nacional de California con su uniforme verde olivo, que llegó la madrugada del domingo a reforzar la seguridad por decisión del presidente Trump, algo que molestó a funcionarios de California por considerar que sirve para provocar a la población enardecida con las políticas anti-inmigrantes de la Casa Blanca.

La marcha que salió de la Plaza Olvera convergió a las 3 pm con otro grupo que llegó hasta esta zona desde el sur de la ciudad, desplazándose sobre la calle Los Ángeles.

“Las injusticias que están pasando están rompiendo nuestra constitución, destruyendo familias, separando niños”, comentó Coral Alonso, una joven artista de ascendencia mexicana que llegó vestida con su traje de charro y un violín en su espalda. A su juicio, mientras más personas participen se envía un mensaje de rechazo.

Al concentrarse frente al edificio federal, la multitud lanzó diferentes consignas. En principio eran dirigidas a los miembros de la Guardia Nacional. Al unísono, los manifestantes les gritaban “vergüenza” en inglés. Luego cargaban sus baterías en contra de la Migra y del presidente de Estados Unidos.

“Guardia Nacional fuera de LA”.

“Alto a las deportaciones”.

“ICE fuera ahora”.

“Trump debe irse ahora”.

En el lapso de una hora la protesta se mantuvo bajo control, pero a eso de las 3:55 pm el ambiente se puso tenso. En medio del bullicio, los gritos se elevaron cuando los manifestantes identificaron a una persona infiltrada. Un individuo se metió a provocar a la multitud.

Algunos jóvenes lo siguieron y le exigían que se fuera; sin embargo, el individuo insistió en regresar y avanzar hacia las gradas de la entrada principal del edificio federal, en donde se encontraba estático el grupo de militares de la Guardia Nacional. En medio de empellones, condujeron al hombre hasta la calle Temple.

En este incidente el hombre no fue identificado.

“Todas las protestas son pacíficas, pero a veces los mismos policías hemos visto se visten de manifestantes y empiezan a hacer violencia para sacarnos; pero entre más vengamos y más estemos aquí, sí ayuda, claro que ayuda, manda un mensaje”, comentó Alonso, la artista que llamó la atención de los presentes al lucir con orgullo su traje de charro.

La protesta sirvió para que diferentes participantes mostraran las banderas de la patria de sus padres. En medio de las banderas de Estados Unidos, se pudo apreciar aquellas que identifican a México, Guatemala, El Salvador y Colombia, entre otras, que hacían contraste con el verde y azul de los militares y policías apostados por distintos puntos de la ciudad.

Junto a su primo, Carlos Carranza viajó desde San Bernardino, ciudad ubicada a 61 millas al este de Los Ángeles. Este joven, de 35 años, sirvió 6 años en la Guardia Nacional. Acudió a esta protesta porque piensa en las personas que no tienen un estatus regular y le parece que no es justo separar a familias, donde hay personas trabajadoras.

“Estan agarrando a puros hispanos, aquí hay otros inmigrantes también de Canadá, Francia y Jamaica, a ellos no los detienen; eso fue lo que me trajo aquí con mi primo”, dijo Carranza mostrando una bandera salvadoreña en sus manos. “Mis padres ya son residentes, pero quiero ayudar a otras personas”.

Sin bajarse de su auto, Edgar Diego se estacionó a un lado de la muchedumbre. En el asiento de pasajero estaba su esposa y en la parte posterior su hijo portaba una bandera mexicana. Llegó en solidaridad de su madre, una mujer originaria del estado de Veracruz que todavía no tiene un estatus regular.

“Solo nos queda apoyar”, dijo.

En su bicicleta llegó Octavio Montiel desde Boyle Heights. Sus padres, nacidos en el estado mexicano de Puebla, obtuvieron su residencia en la amnistía de 1986 impulsada por Ronald Reagan. En esa iniciativa se beneficiaron alrededor de 3 millones de personas. Han pasado 40 años desde entonces, ahora son 11.2 millones de personas indocumentadas, según el Migration Policy Institute.

Montiel está preocupado, no solo por los ataques en contra de los migrantes. Lo que observa es que la economía lejos de mejorar con Trump ahora está empeorando. Este joven es empleado en un supermercado, y desde el 20 de enero, fecha en la que Joe Biden dejó el poder, el ambiente en su lugar de trabajo no es el mismo.

“Mucha gente no va a comprar, la gente se limita en gastar y no quiere salir, hay mucho miedo y ansiedad”, aseveró.

Un grupo de jovencitas, por su parte, coincidieron con la bandera de El Salvador y un cartel alusivo al presidente –reelecto en 2024 a pesar de la prohibición constitucional–; una de ellas, quien prefirió no identificarse, lucía la camiseta de la selección nacional de fútbol. Sofía, con una camisa similar y un gorro pasamontaña, levantaba el texto que ella misma escribió.

En 2022, el padre de Sofía fue deportado a El Salvador, mientras que su madre únicamente tiene el amparo que le ofrece el programa Estatus de Protección Temporal (TPS).

¿Miras alguna relación entre Trump y Bukele? Le pregunto.

“Está bien relacionado”, responde la jovencita, señalando que el régimen de excepción implementado desde marzo de 2022 ha deteriorado la democracia y las garantías como el debido proceso, algo que compara con las detenciones arbitrarias de ICE.

“No es justo que están agarrando gente solo porque tienen tatuaje; es como aquí, que si te ve la Migra, te lleva, no importa si tienes papeles o eres nacido aquí. Te tienen ahí por meses”, valoró Sofía.

En medio del mar de personas aparecía una bandera guatemalteca. Al acercarnos al portador del símbolo patrio, nos sorprendimos al darnos cuenta de que era una persona originaria de Hawaii. Samson explicó que decidió llevar esa bandera en memoria de su buen amigo Gustavo, defensor de las personas desamparadas originario de esa nación. Ese activista falleció hace un par de años. La mayoría de las banderas que ondeaban en esta protesta eran vendidas por dos comerciantes, un hombre adulto y un joven. En su opinión, la venta no es tan generosa como lo desean; sin embargo, piensan que la venta sirve para apoyar la causa pro-inmigrante y, al mismo tiempo, creen que la movilización adopta un colorido con el que se identifican las personas de raíces latinoamericanas.

LOS ANGELES TIMES