Lazarillo
No sorprende que don Ángel Acebes haya lanzado ayer el titular de que su partido presentará recurso de inconstitucionalidad sobre la ley de matrimonio entre homosexuales. Tampoco que los órganos de dirección del PP hayan matizado después que eso todavía no está decidido. Las diferencias de criterio denotan sobre ese particular y otros de mayor enjundia que la travesía por la oposición de los sucesores del aznarato está sujeta a contratiempos no precisamente fútiles.
El avisado lector recordará que poco antes de aquella masiva convocatoria de la católica iglesia en contra de la aludida ley, a la que se sumó el Partido Popular con la presencia activa de algunos de sus líderes, la llamada Plataforma Gay del partido de Génova fue muy explícita en una declaraciones que tuvieron casi visos de rebelión.
El portavoz del grupo, que se honra además con un nombre pintiparado para ocasiones tales, Carlos Biendicho, advirtió que, de seguir la oposición a esa ley por parte del PP, estaría dispuesto a revelar los nombres o hacer salir del armario a los dirigentes homosexuales de su partido. Estamos dispuestos -afirmó- a decir sois hipócritas, eres hipócrita, Fulanito de Tal o Fulanita de Tal, porque estáis apoyando que otros compañeros impidan una regulación que creemos justa.
Pues bien, sólo la manifestación de ayer del señor Acebes, al margen de lo que posteriormente matizaran sus camaradas de dirección, requeriría una puntual recordación por parte de Biendicho, en coherente correspondencia con lo ya expresado. Y, puestos en el peor de los casos, si el PP siguiera adelante con el recurso, desoyendo las voces más inteligentes del partido para prestarse al seguimiento confesional de la jerarquía eclesiástica, puede que fuera la hora de que don Carlos hiciera efectiva su amenaza.
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