miércoles, 4 de enero de 2006

El Archivo de Salamanca y el alcalde Viriato

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Félix Población

El lugar elegido para apostar a sus huestes era angosto, como la propia mentalidad del señor alcalde, así que don Julián Lanzarote hubo de conformarse con una casi insignificante concurrencia. Ante el Archivo General de la Guerra Civil se gritaron las consignas al uso, algunas de ellas tan desentonadas de sentido y época que abochornan a la ciudadanía más sensata, harta de la manipulación política con la que se ha manejado durante lustros el traslado de documentos a Cataluña.

Tras esta nueva y malograda exhibición numantinoide ignoro qué pasará por la cabeza de Viriato Lanzarote y sus fieles, pero se puede asegurar, a pocas fechas de que los legajos lleguen a sus propietarios, que el ánimo de resistencia popular requerido para impedirlo ha perdido mucho fuelle. Es lo que suele ocurrir cuando un asunto, sobre el que se ha creado un artificioso clima de opinión, acaba por hartar a unos contribuyentes acuciados por otros problemas de orden más inmediato referidos a su municipio, tan descuidado de atenciones en los barrios de la periferia.

Lo más deplorable de ese falso clima de opinión es que se ha asentado en unos principios de nacionalismo españolista barato y regresivo, en sintonía con la más rancia tradición reaccionaria, la misma que propició en el pasado la expulsión de los judíos y moriscos e hizo viable, para general descarrilamiento del país, la propia guerra civil que generó el expolio de documentación reunida en el viejo edificio de San Ambrosio.

Por eso, frente a la falaz idea que puede dar del ciudadano de esta vieja capital universitaria, antaño integradora de culturas, esa impostada corriente de opinión, circula ya por Salamanca un manifiesto en oposición abierta a lo que Viriato Lanzarote posibilita, promueve o postula con su terco y necio empeño.

La escasa asistencia de la concentración de ayer, reunida precisamente en la salmantina calleja de Tentenecio, debería bastarle al señor alcalde de la ciudad como apropiada admonición para no empeñar más demagogia en esa lid perdida. Sobre todo cuando se hace en nombre de una ciudadanía a la que, en muchos casos, le ofende y avergüenza el proceder de su máxima autoridad.

PS.- El manifiesto es consultable en A sueldo de Moscú.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La foto lo expresa todo: soledad y nostalgia de algo oscuro.

Anónimo dijo...

Los asistententes a esta convocatoria del alcalde de Salamanca no pasaron de quinientos. Eso da idea del ridículo que ese señor está haciendo.

Anónimo dijo...

Para caudillajes el del alcalde de Salamanca, que no sólo se cree Viriato sino Santiago y cierra España. No sé qué pasará cuando se lleven los legajos a Cataluña, pero ese día puede ser históricamente deplorable en esa ciudad.

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